Quijote de la negritud Panameña y gestor de la creación del Día de la Etnia Negra
Primeros años
Claral Berthan Richards Thompson nació en la ‘Ciudad de las Arenas’, Puerto Armuelles, el 25 de marzo de 1935. Sus padres, Clara Mulvina Thompson originaria de Manchester, Jamaica y Willies Richards, de Westmoreland, Jamaica, se trasladaron al Distrito de Barú siguiendo las oportunidades de trabajo ofrecidas por la compañía bananera norteamericana, United Fruit Company. Ambos arribaron años antes a Panamá para la construcción del Ferrocarril y el Canal de Panamá, siendo parte de la ola de miles de jamaicanos que desde 1850 buscaban movilidad económica fuera de su país.
Claral, junto a su hermano menor Wilfred ‘Mac’, crecieron en la barriada Morgan Town, hoy San Vicente, en los perímetros del campo de golf y ‘La Zona’ (urbanización exclusiva creada por la Chiriquí Land Company para sus ejecutivos y empleados de alto nivel).
Desde pequeño fue una persona de empuje y no desperdició ninguna oportunidad para ayudar a su familia y comunidad. Según cuenta Claral, siendo tan solo un niño, se las ingenió para trabajar repartiendo hielo en una carreta después de finalizar sus clases de la escuela. Por cada 15 libras de hielo que repartía, se ganaba muy orgullosamente diez centavos de dólar. Felíz llegaba a casa en busca de su pequeña alcancía para depositar sus ganancias. Así lo hacía cada día con la anhelada meta de llenarla a capacidad con 50 dimes.
Otra forma de contribuir con los ingresos familiares fue trabajando como caddie de golf, ayudando a los golfistas cargando las bolsas con los palos mientras jugaban sus rondas en el precioso campo rodeado de árboles tecales. También fue salonero en el Clubhouse cuando todavía era un adolescente.
En 1975, Claral obtuvo el título de Bachiller en Ciencias de la Escuela Nocturna Oficial de Puerto Armuelles; trabajando durante el día en el taller del Departamento de Reparaciones para los carros ferroviarios de la Chiriquí Land Company. Allí laboró por 46 años escalando diferentes posiciones en ese departamento hasta su jubilación como Supervisor Principal en 1996. Profesionalmente, algunos le recuerdan como una persona de carácter estricto y firme en sus instrucciones.
Un atleta estrella
En su juventud, Claral tuvo mucha afinidad por los deportes. Su alta estatura (6'3'') y contextura física le sirvieron para resaltar como atleta en diferentes disciplinas deportivas. En 1955, representó a la provincia de Chiriquí en los Primeros Juegos Deportivos Nacionales y se convirtió en Campeón Nacional de Lanzamiento de Disco obteniendo la medalla de oro. También compitió en pentatlón junto a un grupo de 36 atletas de otras provincias, obteniendo el 5to. lugar.
Otro deporte en el que se destacó fue el béisbol, un juego introducido a Panamá por los estadounidenses que llegaron al istmo desde el inicio del siglo XX. En ese deporte descubrió a su héroe, el pelotero Jackie Robinson quien fuera el primer jugador afroamericano en las grandes ligas de Estados Unidos. Claral recuerda vívidamente el día que encontró una revista llamada Ebony que llevaba como portada la foto de este gran beisbolista. Ver a un atleta de raza negra como Robinson alcanzar éxito en un deporte segregado, y con una increíble resilencia ante la discriminación racial tuvo un impacto duradero en la vida de Claral.
En una entrevista publicada por el periodista baruense Jorge E. Olmos, Claral desglosa su ascensión en el deporte del béisbol amateur pasando de la posición de jardinero en 1952 con el equipo Hospedaje 32 hasta su debut como lanzador con el equipo Cigarrillos Istmeños en 1956. De 1959 a 1960, Claral jugó para la Selección de Béisbol de Chiriquí, como jardinero y lanzó para el equipo de Cigarrillos Royal por ocho juegos completos, ayudándoles a convertirse en campeones invictos.
Ese mismo año, rechazó una oportunidad para jugar en las Grandes Ligas de los Estados Unidos con los Atléticos de Kansas City, pero cuando aparece Alex Pompez, scout para los Gigantes de San Francisco con una oferta el año siguiente, firma el contrato para jugar con ellos. Hizo su prueba inicial en el recién inaugurado campo de entrenamiento de primavera Francisco Casa Grande en Arizona; no obstante su experiencia allí fue corta ya que su edad de 26 años excedía los requisitos establecidos para rookies de la Organización.
“Conocimos a Claral Richards como lanzador de la selección de béisbol de Chiriquí y se distinguía, pues tenía una gran velocidad en sus lanzamientos… Le vimos lanzar en Las Lomas, David, con el equipo dirigido por Chico Selles. Qué tiempos aquellos...no volverán.”
– Miguel Angel Valdés (via Facebook)
A su regreso a Panamá, Claral continuó jugando béisbol como parte del equipo profesional Chiriquí-Bocas y en adición, fue lanzador de softból en la selección provincial y en ligas amateur. Durante siete años, Claral utilizó su experiencia en el deporte para servir como instructor de béisbol.
Otra de sus pasiones, el golf, lo llevó a participar en torneos nacionales y en Costa Rica representando con distinción a la Selección de Golf de Panamá entre 1975 y 1980.
Emerge una voz contra la injusticia y discriminación
A lo largo de la historia panameña se han manifestado distintas formas de discriminación racial en temas altamente sensitivos en materia laboral, policial, información pública e incluso a través de marcados estereotipos racistas que se extendían hasta los planteles educativos. Se conocieron casos en que autoridades y profesores acosaban a estudiantes afrodescendientes prohibiéndoles la entrada simplemente por llevar su cabello en trenzas al estilo antillano, conocido como cornrows.
En medio de este ambiente social, Claral pudo percibir desde temprana edad la discriminación racial latente en el pueblo bananero. Esta falta de equidad e igualdad social se podía atribuir quizá en parte a la influencia norteamericana o por imposición dentro de la constitución de 1941 por el gobierno del Presidente Arnulfo Arias. La ley prohibía la inmigración de personas de “la raza negra cuyo idioma originario no sea el castellano,” y despojaba injustamente de la ciudadanía panameña a decenas de miles de personas de forma retroactiva.
Las mismas doctrinas discriminatorias que afectaban a los negros en los Estados Unidos, se extendieron hasta el Barú. Claral recuerda como “los blancos recibían el mejor servicio, mejor trato, mejores viviendas y mejor educación. Los caribeños negros y sus hijos, aunque nacidos en Panamá, eran clasificados como ciudadanos de segunda clase”. Existía la segregación en la urbanización de La Zona, que incluía el campo de golf, escuelas, comisariato, clubes, aeropuerto y otros servicios públicos.
A la tierna edad de nueve años, Claral fue testigo de un acontecimiento que se grabó profundamente en su memoria. Proveniente de un caserío aledaño, el niño escuchó los gritos de un hombre que era golpeado despiadadamente por unos policías. El vecino pedía clemencia por su vida una y otra vez sin que los agresores se detuvieran. Nadie acudió a su ayuda. Al día siguiente, la comunidad se enteró que el hombre, un anciano de raza negra, había fallecido debido a la paliza recibida. Esta cruda y dolorosa experiencia despertó en Claral el deseo de hacerse escuchar cada vez que veía una injusticia hacia cualquier ser humano, aun cuando los demás callaran.
A medida que crecía, se volvió aún más vocal en sus demandas de justicia e igualdad de derechos para la comunidad negra en Puerto Armuelles. Claral decidió ser protagonista del cambio que se necesitaba.
Ya sea por conversaciones con marinos que llegaban al puerto, escuchando emisoras o a través de publicaciones extranjeras, Claral siguió muy de cerca las luchas por los derechos civiles en los Estados Unidos que convulsionaron las décadas de 1950 y 1960. Así fue como llegó a enterarse del hombre de negocios, activista político y orador jamaicano, Marcus Mosiah Garvey Jr. quien llevó un mensaje de liberación contra el abuso y la discriminación racial a las poblaciones predominantemente negras de Puerto Limón (Costa Rica), Almirante (Bocas del Toro) y Colón.
Claral luchó contra una gran oposición, por momentos violenta contra su persona, para ser incluido como Miembro del Club de Golf de Puerto Armuelles, convirtiéndose a sus 35 años en el primer miembro negro en su historia. Asimismo, sus hijos fueron los primeros alumnos de raza negra en ser admitidos a la Escuela Bilingüe Las Palmas, escuela originalmente exclusiva para los hijos de los ejecutivos norteamericanos de la Chiriquí Land Company. Su esfuerzo y perseverancia abrieron las puertas para que otros niños de color también fueran admitidos de ahí en adelante.
A lo largo de su vida adulta, Claral dedicó gran parte de su tiempo a la investigación y el estudio de las raíces Afroantillanas y su historia. Las oportunidades de educar y concientizar a la comunidad se le presentaban a diario. Nunca faltaba alguien que le dijera “Ombe! Aquí no hay racismo. Aquí todos somos iguales”. Estos puntos de vista eran momentos perfectos para explicar las cosas desde una perspectiva diferente y en muchas ocasiones los terminaba convirtiendo en aliados de la lucha por la igualdad.
Su hija Ana María recuerda “Aunque durante mis años de colegio se me hacía difícil entender su aparente obsesión por ese tema, ahora gracias a Dios, puedo comprender que él tenía una visión clara de sus metas. Su perseverancia me ha enseñado que es posible lograr todo lo que nos proponemos.”
“Lo que afecta a uno directamente, afecta a todos indirectamente.… Esta es la estructura interrelacionada de la realidad.”
– Dr. Martin Luther King Jr.
Día de la Etnia Negra en Panamá
La comunidad negra en Puerto Armuelles era predominantemente de ascendencia jamaicana y mantenían un gran sentido de orgullo por su cultura, lengua y raíces. Este sentido de valía individual y orgullo fue transmitido a los afropanameños de primera generación como Claral Richards.
Para la década de los setenta, ya tenía moldeada su visión de cómo lograr que todos a lo largo y ancho del país reconocieran la profunda historia y contribución de los panameños de ascendencia africana.
Uno de los primeros pasos importantes que dió en esa dirección fue la reunión que llevó a cabo en la Ciudad de Panamá con el Dr. Camilo O. Pérez el 22 de marzo de 1970. El Dr. Pérez era un Magistrado, Catedrático y escritor que tenía una popular columna llamada Bona Fide en el diario Crítica y quien afirmaba, en uno de sus artículos, que la discriminación racial no existía en Panamá. Durante la reunión, Claral compartió con él incidentes personales e historias verídicas con la esperanza de que éste viera la realidad de la discriminación racial histórica y continuada en Panamá. El encuentro resultó en un “despertar” para el Magistrado y de esta manera amigable y no conflictiva, Claral comienza a difundir su mensaje entre personas de influencia popular.
Su motivación por lograr esta misión se incrementó aún más gracias a un intercambio de profesores entre Costa Rica y Puerto Armuelles ocurrida en los años ochenta. Por medio de ellos se enteró de que en el hermano país ya existía una celebración oficial llamada “Día del Negro”, sancionada durante la administración de Rodrigo Carazo, Presidente de la República de Costa Rica (1978-1982). El Sindicato de Educadores Costarricense (SEC) había sido vital en la creación de dicha celebración.
Armado con nueva evidencia, Claral se dirige decididamente al 1er Congreso del Negro Panameño celebrado en el Centro de Convenciones de ATLAPA en septiembre de 1981, para incentivar la idea entre los participantes. Muchos le dijeron que no estaban interesados en la creación de un día para el negro, actitud que lo desanimó mucho, pero aun asi no permitió que esto empañara su sueño.
Casi dos décadas después, surge otra oportunidad de llegar a personas clave en el gobierno. En 1999, durante el tiempo en que se disputaban las elecciones presidenciales entre Mireya Moscoso y Martin Torrijos, la Sociedad de Amigos del Museo Afroantillano de Panamá (SAMAAP) organizó una cena con uno de los candidatos. Durante el evento, Claral se acerca decididamente al candidato Martin Torrijos, con documentación en mano, y presenta su idea. Este corto encuentro, a pesar de ser esperanzador, no rindió el fruto esperado puesto que Torrijos perdió el referendo. Tiempo después conoció a Osman Gómez, candidato a legislador por el Partido Arnulfista, y las cosas dieron por fin un giro en la dirección correcta. Cuenta Claral que un día, mientras el candidato realizaba su gira de puerta en puerta buscando votos del electorado en Puerto Armuelles, éste le explica que “es muy difícil que un negro que piense como yo, llegue a ser Arnulfista”. Para clarificar su posición, le buscó un documento donde se mostraba que el señor Richard T. Osborne, padre de Newton Osborne, había hecho una solicitud para ejercer su profesión en el Distrito de Barú como fotógrafo y se le fue negada por ser de “Inmigración Prohibida” bajo la ley introducida por Arnulfo Arias. Osman le da su palabra que de salir electo presentaría formalmente el Proyecto ante la Asamblea Legislativa.
El Honorable Legislador Osman Gómez cumple su promesa de campaña, y somete la propuesta del Anteproyecto de Ley en la Asamblea General, la cual fue acogida con mucho interés. Seguidamente, se estableció una estrecha coordinación con el entonces Comité Ad Hoc Pro Conmemoración del Día del Hombre y la Mujer Negros.
La intensa labor de investigación para crear un documento propuesta fue el fruto del aporte de muchos integrantes de la comunidad Baruense. Entre ellos se destacan su esposa Ruth Colley, Jorge Morales, Noel C. Foster, Verona Salmon, Juan y Jenny Sutherland, sumándose poco a poco otros personajes y organizaciones clave nacionales. Al Profesor Elias Colley – cuñado de Claral – se le asignó la tarea de preparar la sustentación técnica, así como darle seguimiento y hacer lobby ante la Asamblea, ya que Claral se encontraba recibiendo tratamientos médicos.
El primer debate en la Asamblea tuvo lugar en abril del año 2000. Por voto unánime, la Ley 9 fue entonces sancionada por la Presidenta Mireya Moscoso, irónicamente la viuda del Ex Presidente Arnulfo Arias. Con este gran logro, se establece oficialmente el 30 de mayo como el Día de la Etnia Negra en Panamá. La fecha fue elegida para conmemorar la cruzada de un grupo de negros que abogaron por la abolición de la esclavitud en 1820 en España y todas sus colonias.
La nueva Ley trajo un cambio crucial en la celebración de la historia y la comunidad negra de Panamá. Lo que se inició como un día singular de reconocimiento en centros educativos, instituciones gubernamentales y municipales, se ha convertido en una celebración nacional de los afropanameños que se extiende por todo un mes incluyendo desfiles, concursos y presentaciones artísticas que reflejan la riqueza de la cultura afrodescendiente. En adición, el 27 de mayo de 2005 el Presidente Martin Torrijos creó la Comisión Especial para el establecimiento de una política gubernamental para la inclusión plena de la etnia negra panameña con el Decreto Ejecutivo No. 124. Claral fue uno de los integrantes de tan importante tarea. Dos años más tarde, dicha Comisión se convirtió en el Consejo Nacional de la Etnia Negra mediante Decreto Ejecutivo No. 116 del 29 de mayo de 2007.
“La influencia de Don Claral, fue muy importante para la transformación legislativa de nuestro país con la creación de la Ley 9… la historia de cómo logró la aprobación de la misma, es una motivación e inspiración para todas las personas de Panamá. La Ley no solo celebra a la Etnia Negra, sino la diversidad que compone a la población afrodescendiente.… En simples palabras, marcó un antes y un después en la historia de Panamá.”
— Licda. Urenna Best Gayle, Experta Gubernamental del GTPSS de la OEA en Organización de los Estados Americanos (OEA)
Vida familiar
Mientras crecía y desarrollaba su carrera como atleta, Claral fue adquiriendo notoriedad en la comunidad, una especie de celebridad local deportiva que las jóvenes porteñas no podían ignorar.
Patrocinia Caballero Rodríguez, a quien cariñosamente le llamaban ‘Patro’, era vecina de Claral en el barrio de Riomar. Los jóvenes enamorados mantuvieron su relación en secreto ya que la etnicidad de Claral no era aceptada por los padres de Patro. El secreto salió a la luz cuando nació su hija, Ana María.
En un giro inesperado de la vida, la joven madre falleció cuando Anita tenía apenas seis años de edad. Luego de enviudar, Claral asume la crianza de su pequeña hija con el apoyo de su madre, quien cuidaba de la niña cuando él tenía que viajar fuera del distrito para participar en competencias deportivas nacionales e internacionales.
Pasado algún tiempo, su amigo el profesor capitalino Elias Colley, le presenta a su hermana Ruth, con quien contrae matrimonio en 1970. De esta unión nacieron dos hijos, Mark Elias y Ruth Alicia.
Claral es también padre de dos hijos nacidos de otras relaciones anteriores: Magda Itzel, su primera hija, y Yair, su tercer hijo.
Ana María, su segunda hija, se radicó eventualmente en el norte de Estados Unidos y se ha convertido en una reconocida campeona por la promoción de la tolerancia y la diversidad siguiendo el ejemplo de su padre quien le inculcó los valores de perseverancia, igualdad y hermandad racial. Su carrera profesional le ha llevado a recibir premios y reconocimientos importantes.
Claral Richards, continúa radicado en su querido Puerto Armuelles junto a su compañera, Elizabeth ‘Lita’ Martínez, a la vez que mantiene una agitada agenda de compromisos en diferentes proyectos educativos y organismos a nivel local, regional y nacional.
“La dedicación y tenacidad de mi padre han servido de ejemplo y motivación para nuestra generación, guiada por sus palabras y acciones. Nos animan a recordar que todos SOMOS UNO, creados y amados incondicionalmente por un Dios…. Nadie es mejor que nadie. Somos únicos y a la vez iguales.”
– Ana María Richards, hija
Otros méritos
Vicepresidente Club 20-30 (1968-1969)
Certificado 25 años de Valioso Servicio, Chiriquí Land Company (1978)
Placa por Destacada Participación, Club 20-30 (1981)
Certificado Pionero del Béisbol y el Atletismo, Junta del Cincuentenario de Barú (1991)
Certificado Reconocimiento 42 años de servicio, Chiriquí Land Company (1996)
Certificado Destacado Deportista, Comité Organizador Aniversario de Barú (1998)
Presidente Honorario de la Coordinadora Etnia Negra Panamá (2000)
Placa de Reconocimiento por su Extraordinaria Visión para Enaltecer a la Comunidad Afro-Panameña, Cámara Afro-Panameña de Los Ángeles (2001)
Fiscal, Liga provincial Occidente (2001)
Placa por su sobresaliente e incansable labor como Gestor del Proyecto que reconoce el día 30 de mayo como Día de la Etnia Negra Nacional (2001)
Certificado Armuelles Tiene Valores, Centro Regional Universitario de Barú (2002)
Placa. Por su extraordinaria labor en la obtención de la Ley que crea el 30 de mayo Día de la Etnia Negra. Rescate de la Juventud Panameña (2002)
Fundador del Capítulo de la Etnia Negra, Barú (2002)
Certificado Ciudadano Destacado, Municipio de Nueva York (2003)
Tesorero, Asociación Forestal y Conservación del Medio Ambiente Panamá (2003)
Miembro del Consejo Nacional de la Etnia Negra, Gobierno Nacional por Decreto Ejecutivo N° 116 (2007)
Homenaje, Secretaría Nacional para el Desarrollo de los Afropanameños - SENADAP (2019)
Membresías
Cuerpo de Bomberos (1954-56); Cooperativa de Ahorro y Crédito San Antonio (1966); Tesorero, Club de Leones (1975-1983); Miembro Fundador Club 20-30 de Armuelles; Asociación Nacional de Ganaderos (1982); Comité Amigos de la Fundación de Impedidos (1985); Comité Provincial Scout (1986); Sociedad de Amigos del Museo Afroantillano de Panamá SAMAAP (1990-presente); Miembro Capítulo de la Etnia Negra de Barú (2002-presente).
Trabajos comunitarios y otros legados
Ha sido promotor para un sinnúmero de construcciones y mejoras de escuelas locales, adquisiciones de terrenos deportivos, establecimiento y formación de grupos cívicos tales como el Club Activo 20-30 y las Muchachas Guías de Barú, entre otros.
A lo largo de su vida, Claral Richards ha sido invitado a compartir su experiencia y lucha en múltiples entrevistas, seminarios y foros de Panamá y el mundo. Su dedicación y resiliencia continúan influenciando a una nueva generación de activistas afropanameños guiados por sus palabras y acciones.
“El primer paso es pedirle a Dios que nos ilumine a cada uno de nosotros para erradicar el odio y cualquier tipo de diferencia que se nos ha inculcado a través de los años. Yo aspiro a ver un Panamá libre de prejuicios.”
- Claral B. Richards Thompson
Fuentes
Agradecimiento especial a Claral, Ana María y Mark Richards por suministrar fotografías originales de su colección privada e información valiosa para la construcción de esta biografía.
Entrevista Conexión Caribeña, Licda. Urenna Best, 2019
The Dictionary of Caribbean and Afro-Latin American (DCALAB), Editores Franklin W. Knight y Henry Louis Gates (AfroPanamenian chapter contributor Yvette Modestin)
“¡Claral Richards, el deportista!” Por Jorge E. Olmos, Deportes, La Opinión.
Nota importante
Esta biografía ha sido desarrollada en base a entrevistas con familiares y allegados, e información pública recopilada en medios sociales, publicaciones impresas y artículos de prensa. Favor leer y adherirse a los 'Términos de uso' especificados en este sitio.